JONÁS EL MINSTERIO EN LOS ENTORNOS HOSTILES

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Lleva su nombre una carga semántica que sugiere el mal agüero. Se le llama «Jonás» a la persona que tiene imán para la desgracia y la desventura, y atrae la mala suerte a los demás. Es el culpable de que a los que están a su alrededor les sobrevengan tragedias.

El canto de Jonás es uno de los himnos que enseñan en las iglesias para que los pequeños aprendan la obediencia. En él se transmite una moraleja sobre las consecuencias de no atender el llamado de Dios o rebelarse contra su Palabra. Al ritmo de la música, y con señas, gestos y ademanes, se entona la melodía didáctica:

Jonás no le hizo caso a la palabra de Dios, Por eso al mar profundo la gente lo arrojó.

Y vino un pez muy grande, y ¡pum! se lo tragó, Porque no le hizo caso a la palabra de Dios.

Allá en el mar profundo Jonás se arrepintió. Y desde el pez muy grande a Dios Jonás oró.

Y vino el pez muy grande, y ¡pum! lo vomitó. Jonás se fue corriendo a Nínive a predicar.

El resultado de la inspiración de Jonás es un documento insertado en la Biblia en el catálogo de los profetas menores, debido a que es un libro de no tanta extensión. Sin embargo, en sus escasos cuatro capítulos y 48 versículos contiene una riqueza literaria impresionante, saturada de figuras retóricas y con enseñanzas de tipo teológico, devocional, ético y evangelístico del más alto nivel. Sobre todo, integra elementos didácticos de calidad excelente y utilidad para el ministerio.